En la última década la cultura
audiovisual ha sido enriquecida por series que conceptual y estéticamente
intentan diagnosticar el malestar de nuestra sociedad contemporánea. Breaking
bad, Black Mirror, Game of Throne, The robots, True detective, etc., han
refrescado el imaginario colectivo aportando con nuevas formas para entender la
compleja realidad que condiciona nuestra existencia en un mundo rodeado de
corrupción, decadencia, y -si queremos ser pesimistas- en vías de causar su
propia destrucción. En el caso particular de True Detective nos encontramos con
una serie de corte policial gótico cuya trama nos cuenta la relación de dos detectives,
involucrados en la investigación de unos crímenes cometidos en las periferias
de los Estados Unidos, con la presencia del mal que infecta todas las esferas
sociales de la vida americana.
La serie describe una
atmósfera cargada de símbolos expresivos de las culturas periféricas
norteamericanas, entre la religiosidad cristiana conservadora y las prácticas
de santerías y vudú, donde podemos entrar en espacios invadidos por la
corrompida élite social que esparce la oscuridad en las narices de la población. “Hay un mal olor aquí afuera. Aluminio, cenizas.
Casi se puede oler la psicoesfera”, le dice Rust Cohle a Marty Hart,
refiriéndose a Louisiana. Según el detective Rust, la psicoesfera es la
atmósfera de pensamientos en la que viven los seres humanos, o en términos de
Husserl, la representación imaginaria de nuestras reales condiciones de
existencia. La psicoesfera es un concepto que nos recuerda el planteamiento de
Sloterdijk, cuando responde la pregunta de Heidegger: ¿Dónde estamos cuando
decimos que estamos en el mundo?, expresando que estamos, o mejor dicho, somos
en burbujas, en esferas, donde el hombre se construye, se protege y
cambia. Sloterdijk observa que la vida humana se organiza con base
en las relaciones, en formas ideológicas que constituyen su identidad en su
relación con los espacios tanto íntimos como espacios metafísicos e
imaginarios. En ese sentido, el concepto de psicoesfera propuesto por Rust,
remite a la estructura socio-cultural que organiza las formas de la
sociabilidad, en una realidad marcada por la presencia de valores ideológicos
de la clase dominante y afín a la organización política del poder
norteamericano.
True Detective muestra
varios mundos o esferas como: la ciudad, la oficina de policía, prostíbulos, el
hogar familiar, y el pantano de Louisiana, espacios donde se puede percibir la
presencia del mal. La corrupción invade todos los niveles y espacios de la vida
social y cultural de Louisiana, cuya comunidad se encuentra al acecho de
terribles crímenes, vinculados a las prácticas de un culto
espiritista-satánico, en donde estarían involucrados también altos mandos del
gobierno, la iglesia y la policía. La pareja de detectives
debe investigar el asesinato brutal de una mujer, sin imaginar que sus vidas
quedarían profundamente marcadas por el envilecimiento colectivo de la
psicoesfera. Rust Cohle (Matthew McConaughey) encarna al detective visionario,
capaz de interpretar los signos del malestar, mientras que Marty Hart (Woody
Harrelson) representa el detective pragmático y cuyo entendimiento se apega al
sentido común y corriente. Ambos reflejan las dimensiones culturales o las
esferas representativas de dos sectores que componen el espectro identitario de
la cultura norteamericana, me refiero a la cultura del wester o del sur, de las
periferias en contraposición con la cultura central capitalina del American way
of life. Las tensiones entre lo rural y lo urbano se reflejan en la serie como
el choque entre las personalidades de los detectives, Cohle expresión de lo
místico y desconocido, al contrario de su compañero Hart que expresa la rutina
profesional y la vida ordenada de un hombre de familia.
True detective nos acerca a una realidad profunda donde prevalecen
valores ideológicos que confeccionan una psicoesfera, una atmósfera donde el
mal se apodera de todos los espacios de la vida humana, sacando a la luz, a la
manera de un triller policial gótico, la podredumbre que carcome la espina
dorsal de la sociedad norteamericana. True Detective puede funcionar como una
metáfora de la situación esquizofrénica de la cultura americana, aunque es
preferible pensar en una descripción literal de la realidad, como podemos
observar al vincular la temática de la serie con el hecho histórico real del
caso de la iglesia de Hosanna, cuyo Padre Louis Lamonica admitió que había abusado sexualmente de muchos
niños y pidió ser encarcelado para recibir el castigo que se merecía. Se acabó
descubriendo que la secta estaba formada por un grupo de adultos que obligaban
a los niños a tener sexo con ellos y con animales, en una iglesia donde rendían
culto a Satanás. Una descripción que permite vivir una experiencia
donde la ficción y la realidad se confunden.
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