domingo, 15 de diciembre de 2019


La tecnología neocolonial en Black Mirror



El episodio Black Museum, cierre de la cuarta temporada de la serie Black Mirror, ha provocado una reacción particular en sus seguidores. Se trata de la primera puesta en escena del problema racial en la sociedad digital, cuyo atractivo en el curso de la narración, consiste en observar un posible desnudamiento de la realidad, por ejemplo, el abuso perverso que padecen las clases descartadas del banquete de la tecnología  en manos de los representantes del poder económico.  

Black Museum nos propone una estética narrativa inusual en Black Mirror. La historia central se bifurca en otras historias. La hija de un hombre negro condenado a muerte por la justicia. El terrible final de la vida de un empeñoso doctor sadomasoquista. La inmovilidad eterna de una esposa, atrapada en la nube. Construyen una historia que tiene como escenario el museo de tecnologías fuera de circulación legal, utilizadas en diversos experimentos sobre la conciencia humana. Estas historias se encuentran en una muñeca rusa que nos propone un tema en común: La traslación de la memoria individual a un soporte digital.
La memoria en la historia de la escritura primero se hizo presente en un soporte material como el libro,  sumergiéndose  ahora en un nuevo espacio de control mucho más sofisticado. No se puede echar de menos la reflexión acerca del impacto de los dispositivos tecnológicos como productos del mercado capitalista. Este episodio muestra la deshumanización de la institución científica, perturbada por la instrumentalización de la tecnología en razón del progreso y de la hegemonía de los grupos de poder. Pero, sobre todo, muestra la estructura colonial vigente en las formas de producir conocimiento y en las dinámicas  tecnológicas  de la sociedad contemporánea. La memoria, la conciencia y el placer, son elementos principales en la constitución de sistemas cerradas por medio de las nuevas tecnologías al servicio del desarrollo del modelo colonial capitalista. Black Museum pone en escena la deriva de la cultura de consumo, cuando el dolor se vuelve mercancía somatizada por la tecnología, y la vida al borde de la aniquilación se trasforma en un espectáculo que repite el sufrimiento hasta vaciarlo de sentido. Sin lugar a dudas, el último episodio nos revela la estructura colonial como universo simbólico del desarrollo material de la tecnología, y también nos pone atentos a la sororidad multiculturalista de las luchas contemporáneas.

sábado, 14 de diciembre de 2019


“La memoria es una gran traidora”



En su cuarta temporada, la serie Black Mirror, continúa mostrando la traumática relación que experimenta la sociedad contemporánea con el avance de la tecnología. La serie mantiene su economía audiovisual, pero arriesgándose con una auténtica puesta en escena de lo siniestro. Charlie Brook impulsa su propuesta inicial, renovando sus distopías narrativas, hasta el delirio estético, l penetrando en la piel del espectador. En esa situación invasiva nos coloca el episodio titulado Cocodrile.
Observamos la deriva de una exitosa arquitecta, atropellada por una marea de infortunios, que terminan introduciéndola en un callejón sin salida,  convirtiéndola en una asesina buscada por la policía. El personaje muestra una abrupta trasformación como parte fundamental de la tragedia. Podemos sentir, como espectadores, el desmoronamiento moral de la protagonista, pero, al mismo tiempo, también vemos su reacción ante el encierro kafkiano como expresión de la memoria vigilada. El aparato tecnológico que permite entrar en la psiquis humana y reconstruir sus recuerdos, se vuelve un arma fundamental para las instituciones policiales. Una detective abogada  entusiasta y con mala fortuna, termina convirtiéndose una víctima del delirio nervioso que arrastra a la protagonista en el abismo de su propia personalidad.
La escritura apareció en el mundo griego como una tecnología capaz de espacializar el tiempo, afectando así la propia capacidad de la memoria, y trasladando el conocimiento reservado en el discurso del logos a la plataforma sospechosa del libro. Con otras palabras, nuestra memoria siempre se ha espacializado en un soporte material, cuyo control se encuentra en la disputa de lo político. En Cocodrile, somos arrastrados a la experiencia más aterradora, cuando los límites del poder superan cualquier condición humana. Me refiero a la desposesión de la memoria, cuando el derecho individual de ella, se pierde en manos de los aparatos del estado. La protagonista queda atrapada en el borde del barranco. Y está a punto de caer, cuando por medio de la memoria de los demás, la policía pueda identificar su paradero. Porqué perdemos poder sobre nuestra memoria, como decía Platón, cuando ésta se exterioriza. El poder de la tecnología sobre nuestra memoria es la situación despótica por excelencia. Este episodio nos impele a realizarnos la siguiente pregunta: Qué haremos cuando el último reducto de liberad sea perseguido por los funcionarios del Proceso de Kafka. Acaso la memoria es la herramienta de control principal para mantener el orden político, desde la antigüedad griega hasta la era digital. Cómo construir memoria usando nuestros medios actuales. Lo cierto es que la memoria está bajo la lupa del poder. Como diría Anais Nïn “La memoria es una gran traidora”.